Hace pocos días leí una entrevista a Sergio Bergman, Ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, publicada en el sitio web de noticias Infobae.
Se tocaron en ella temas interesantes, de los que los ciudadanos esperamos definiciones: minería a cielo abierto, glifosato, Ley de Glaciares, Veladero, Barrick Gold, Pascua Lama, fractura hídrica, humedales, Ley de Bosques...
¿Qué encontré? Muchas evasivas, pocas respuestas y varios artilugios legales para justificar lo injustificable. La lógica indica que el encargado de la materia ambiental de la República debería velar por los intereses de los pueblos en defensa de su derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano (artículo 41 de la Constitución).
Pero lo concreto es que Bergman se comportó como un real defensor del mercado más cruel y despiadado, aquel para el cual ríos, montañas, lagos, árboles y hasta los mismos pueblos, son piezas intercambiables con la mera finalidad de producir ganancias. No sé si debemos sorprendernos, pues estamos hablando de un gobierno que tiene, por un lado, un ministerio de Ambiente y por otro, una cartera de Minería, algo que resulta- a priori- contradictorio. Pero sí debemos marcarlo y no dejarlo pasar inadvertido.
En el Día de la Pachamama, quiero recordar que la Madre Tierra somos todos, y que debemos luchar por ella y su equilibrio. No debemos perder de vista que las normas obligan a nuestros funcionarios a defender el ambiente, en vistas a las generaciones actuales y futuras. No es una opción, es una obligación. Mantenerse lejos de la sabiduría de la naturaleza y de los intereses de los pueblos, sin escucharlos, sólo conduce a un puerto no deseado ni deseable.
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